EL IMPERIO ROMANO... UN IMPERIO SEXUAL...

27 jul 2009

 

En la época del imperio romano, la sociedad romana, fue regida por unas normas de conducta y ética donde las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y donde, para los ciudadanos libres, existía una gran libertad sexual, convirtiéndola en una sociedad promiscua y liberal. Es así como un ciudadano podía tener mantener relaciones sexuales fácilmente con su esposa en casa, con un hombre en los baños, con una prostituta en un burdel, o con un esclavo, y sólo ser criticado si no era capaz de mantener cada cosa en su lugar pues estos espacios no se mezclaban. Por lo tanto la moral de la sexualidad romana giraba alrededor de la idea del control.

Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio. Ser esposa, tenía más que ver con el status social que con el placer y las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera, sin comprometer los sentimientos. Durante la República, Cicerón declaró sin que nadie se opusiera que no había nada ilegal en el caso de un hombre que lleva a otro al campo con la intención de disfrutar de placeres eróticos.


En este periodo de la historia en Roma, se creía que el amor disminuía la capacidad de pensamiento racional y era visto como algo ridículo. Un beso en público de un matrimonio resultaba algo indecente pero simultáneamente, llamaba la atención que nadie exigía a las mujeres casadas que no recibiesen visitas libremente, siempre y cuando mantuvieran una serie de códigos morales y sociales determinados. Solo con el sexo y a la lujuria el romano sentía que obtenía la realización personal, y esto era valido para hombres y mujeres por igual, puesto que la obtención de placer era el valor dominante al que se sometía todo lo demás. El adulterio y el divorcio preconizado por Ovidio en “El arte de amar” eran aceptados y practicados numerosas veces en la sociedad romana.

La homosexualidad tampoco era condenada, se tienen múltiples referencias sobre las relaciones homosexuales mantenidas por muchos emperadores. Estas relaciones mantenían unas reglas muy precisas, en la pareja homosexual, eran claros dos roles, siempre existía un amo y un sometido, siendo estos últimos generalmente jóvenes de clase social inferior o esclavos. Los ciudadanos con más poder y más esclavos podían destinar una parte de estos para el sexo, independientemente de la edad que tuvieran y de su sexo. Es por eso que la esclavitud es uno de los motivos de la libertad sexual atribuida al mundo romano.

En la antigua Roma existía un amplio desarrollo de la prostitución. Catón el Viejo dice que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres". Las prostitutas eran educadas para la conversación y el placer, debían llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar pelucas amarillas y eran inscritas en un registro. En el año 1 d.C. el registro contaba con 32.000 prostitutas inscritas, quienes eran conocidas como Meretrices, por otra parte estaban las Prostibulae que ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto. Ahora las conocidas como Ambulatarae recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo mientras que las Lupae trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las Bustuariae en los cementerios. Las prostitutas de más alta categoría eran conocidas como Delicatae y tenían entre sus clientes a senadores, negociantes o generales. Generalmente la mayoría de las prostitutas se podían encontrar en burdeles llamados lupanares, establecimientos que contaban con licencia municipal. También se encontraban prostitutas cerca de los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas.


La mayoría de lupanares de Roma se encontraban en el Esquilino y el Circo Máximo, los más elegantes eran situados en la cuarta región. Los lupanares generalmente eran identificados en la calle con un gran falo que era iluminado por la noche, generalmente eran decorados con murales alusivos al sexo y en las puertas de las habitaciones era habitual encontrar una lista de precios y servicios. Existen referencias de algunos prostíbulos que eran frecuentados por las mujeres de las clases sociales más elevadas que acudían para mantener relaciones sexuales con chicos jóvenes.

Hay que destacar que existen muchas referencias escritas de mujeres de las familias más nobles que ejercieron la prostitución por puro placer, entre estas podíamos destacar a encontrarnos a Julia (hija de Augusto), Agripina, Mesalina (esposa del emperador Claudio).

Solo hasta el siglo VI d.C. el Imperio Romano proscribió la homosexualidad. Esto se debió en gran parte a que el Cristianismo se volvió la religión de moda, por lo tanto las religiones que animaban la prostitución masculina y femenina también fueron prohibidas en el imperio. Pues según el cristianismo la única razón válida para el sexo era la procreación, cualquier otro tipo de sexualidad que llevara al deseo era visto como influencia del maligno.


1 comentarios:

Ticio dijo...

yo creo que la situación se idealiza bastante. los romanos hacían la vista gorda generalmente, como hoy en día en muchas ocasiones.
Sin embargo, eso no implica que todas esas prácticas fueran socialmente aceptadas.
Mesalina, por ejemplo, quería matar a un tal Pompeyo, conocido homosexual. Mandó a los soldados espiarlo hasta que le descubrieron en la cama con un amante. Desempolvando la ley contra la homosexualidad, que aunque no se solía aplicar estaba en perfecto vigor, los ejecutaron allí mismo.

saludos!